Dilema del Oficialismo: ¿Cómo sobrevivr a su reforma electoral?

La reforma electoral impulsada por Uñac se ha convertido en un verdadero dolor de cabeza para el oficialismo. Dicen que el tiempo es tirano, y hoy está jugando en contra del gobierno. La reforma fue impulsada con un nivel de improvisación que asombra, ya que evidentemente se subestimaron las estrategias judiciales, la reacción de las fuerzas políticas y los plazos necesarios para la resolución del conflicto. Así, lo que en diciembre era percibido como una jugada política estratégica hoy es visto como un yerro monumental.

Es evidente que la reforma entró en un limbo con un futuro tan incierto que hay sectores del propio uñaquismo que hasta verían con buenos ojos que la justicia se expida en contra de ley, ya que el sistema electoral pensado por el oficialismo para reemplazar la eliminación de las PASO estaría descartado. Este es el verdadero fracaso de la estrategia. De hecho, al aprobarse la reforma en diciembre, el gobierno dejó muy en claro que cada fuerza o frente electoral debería decidir internamente el mecanismo de selección de sus candidatos a presentar en una única elección general, lo que en la jerga electoralista se conoce como “internas cerradas”. Este sistema hoy sería la última opción ya que el oficialismo no cuenta con los dos tercios de los diputados necesarios para imponerlo.

La única esperanza de avanzar en este sentido es cerrar un acuerdo político express con el giogismo, donde el ala dura del oficialismo debería hacer grandes concesiones a Don José Luis. Gioja sabe que convalidar internas cerradas es rifar su capital político, y el único modo de acceder sería con un pacto político mediante que consagre la unidad del Frente Todos, donde el uñaquismo acepte repartir de manera igualitaria cargos en la proporcional, ministerios y algunos departamentos como Rawson para el exmandatario. Parece improbable.

Pero el asunto no termina ahí, sino que el dilema es más complejo e igual de complicado. Si la justicia convalida la reforma el oficialismo igualmente deberá negociar con el giojismo ya que la modificación a la ley de partidos políticos para adecuar su funcionamiento al nuevo código electoral también debe contar con dos tercios de votos en diputados. El giojismo terminará siendo clave para definir un sistema de colectoras o ley de lemas encubierto que le permita conservar su diezmado poder con una capacidad y dignidad política admirable. Visto así, las opciones de los estrategas oficialistas se reducen a acordar con el exmandatario un improbable sistema de internas cerradas (para lo que deberán hacer grandes concesiones que le permitan al giojismo mostrarse victorioso), o consensuar un sistema de colectoras o lemas encubierto que permita la competencia en distritos donde Gioja ha demostrado tener dirigentes con trabajo territorial. El uñaquismo deberá ceder para sobrevivir a su propia reforma. Algo así como cocinarse en su propia salsa. Ahora se entiende claramente la postura de quienes sostienen que el revés judicial sería un alivio.

En la vereda de enfrente, el principal frente opositor ha ido de mal a mejor en este derrotero. En diciembre el impacto inicial los tomó por sorpresa y le regalaron al giojismo una iniciativa que los relegó insólitamente a un segundo plano. Pero la inercia inicial de la conducción, que se entiende por la construcción horizontal del espacio pese a tener a una figura claramente posicionada, fue compensada por las bases territoriales que entendieron que los plazos se acortaban y adelantaron su posicionamiento y exposición pública. Sucede que un sistema de colectoras o ley de lemas, más allá de los reparos

sobre su posible constitucionalidad, sin dudas beneficiará a Juntos por el Cambio, ya que al permitir una competencia simultánea todos los actores terminarían sumando para el mismo frente y por ello es de esperar que la estrategia del orreguismo a partir de hoy sea permitir un amplio juego interno, sobre todo en los distritos donde debe mejorar sustancialmente los números: Chimbas y Rawson.

Más complicado sería el panorama del gobierno si sucediera el caso de que todo el arco opositor pueda confluir en un único espacio con distintos candidatos que terminarían sumando todos sus votos a un mismo frente. Ahí los números muestran una clara derrota del oficialismo. En este caso no caben dudas de que Uñac alimentará la división opositora por medio de sus partidos aliados por fuera del frente como ADN, siempre tan funcional a su estrategia.

En síntesis: hoy las colectoras o ley de lemas terminarían jugando a favor de la oposición, ya que teniendo una figura visible y bien instalada a nivel provincial como Marcelo Orrego, muchos dirigentes territoriales se animarán a probar suerte en la contienda y todos terminarían sumando para la misma cabeza. Negocio por todos lados. Por el lado oficialista el sistema le permitiría al giojismo alternar diputados en la proporcional y armar en algunos distritos con amplias posibilidades de complicarle el futuro tablero del poder al uñaquismo. Los estrategas ultra “Ñ” salieron aplazados en ciencias políticas.

Todos los futuros escenarios dejan al oficialismo más complicado que con la ley de las PASO. Y pensar que sólo buscaban una manera encubierta de justificar un adelantamiento electoral provincial para despegarse del desastre nacional e intentar una proyección de Uñac a las elecciones presidenciales. En democracia la mentira puede costar cara y este sería un caso.

Los estrategas uñaquistas quisieron engañar a los sanjuaninos para proyectar al Gobernador y lo terminaron complicando a tal punto que hoy sólo buscan la manera de hacerlo sobrevivir a una reforma absurda que no le ha traído más que dolores de cabeza.

Por Martin Zuleta, Abogado Docente

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