¿Cómo acelerar el Desarrollo Sustentable en un mundo postpandemia?

*Por Rita Bolivar

La pandemia causada por el COVID-19 ha repercutido en dinámicas típicas de una economía globalizada, en nuestros hábitos, en la forma en la que nos movilizamos, estudiamos, trabajamos, nos relacionamos con otros y, por supuesto, expuso y catalizó desigualdades y vulnerabilidades de todo tipo.

En relación con el medio ambiente, las emisiones de gases de efecto invernadero disminuyeron a inicios de la pandemia. Distintos análisis científicos indicaron que la calidad del aire había mejorado y que estábamos viviendo una disminución sin precedentes de emisiones de CO2, uno de los principales gases contaminantes que ocasionan el cambio climático.

No obstante, dicho impacto fue solo temporal y muy específico, siendo un fenómeno causado por las distintas restricciones que tuvieron como objetivo evitar la propagación del COVID-19. Por lo que en un mundo postpandemia surge la necesidad de reflexionar acerca de la relación que hoy tenemos los humanos con el planeta tierra y sus ecosistemas; apuntando hacia economías más inclusivas y sostenibles.

La nueva normalidad en nuestra sociedad. Foto:Unsplash

Autores como Arne Næss analizan esta relación, pudiendo observar que el -Yo egoico humano- ha estado históricamente por encima de la naturaleza, ocasionando un estado de sobrecarga y desbalance en los ciclos medioambientales que sostienen la vida sobre el planeta tierra.

Lo mas importante de la “ecología profunda” a mi entender no es la cuestión del “aprecio por la naturaleza silvestre”, sino la insistencia en la interconexión de todos los fenómenos y en la necesidad de la autolimitación humana.

Arne Næss, Filósofo Noruego

Un mundo postpandemia, nos demanda ser más empáticos y conscientes para permitirnos conectar con nuestro -yo ecológico-, que nos acerca a un comportamiento ambientalmente responsable que preserve la integridad, estabilidad y belleza de la comunidad biótica como una forma de interés propio dado el entendimiento de que somos parte de ese mismo ecosistema.

Por lo que cualquier impacto ambiental positivo debe iniciar por un cambio en nuestros hábitos de producción y consumo; trascendiendo a modelos de negocios con una visión de triple impacto.

Las transformaciones sistémicas con visión a largo plazo apuntan a evitar los sobregiros de la tierra y modificar la trayectoria de los niveles de CO2 en la atmósfera. En esta nueva normalidad, es necesario trabajar en los Objetivos de Desarrollo Sostenible, dado a lo claves que resultan ser para la sostenibilidad del mundo.

Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) son el corazón de la Agenda 2030 y muestran una mirada integral, indivisible y una colaboración internacional renovada.  En conjunto, construyen una visión del futuro que queremos. Foto: Cepal ONG

En este sentido y para acelerar el desarrollo sostenible, debemos operar como seres humanos, colectivos, empresas y gobiernos de forma consciente, comprendiendo como parte del todo a la mejora continua para contribuir a una economía circular capaz de generar puestos de trabajo basados en perspectivas económicas, medioambientales y sociales.

Asumiendo como propio el compromiso con la sustentabilidad y habiendo percibido el año 2020 no solo como un gran desafío humanitario sino como una oportunidad para aplicar nuestro modelo a la emergencia climática que hoy vivimos, Pura, empresa B de triple impacto, garantiza el acceso al  agua de calidad y promueve el consumo de agua libre de envases plásticos mediante la venta de equipos purificadores y botellas térmicas reutilizables.

Con este propósito, durante el proceso de medición de huella de carbono calculamos nuestro impacto en función a nuestras operaciones típicas, lo que quiere decir que aun cuando nuestros colaboradores no estaban realizando los viajes característicos hacia nuestras oficinas, tal como hubiese ocurrido en un año previo a la pandemia, consideramos esas emisiones dentro de la totalidad a compensar como si los viajes se hubiesen realizado realmente, lo que representó el 24% de la medición de nuestra huella de carbono.

Por otra parte, en Julio de 2020 iniciamos un ciclo en la compra de créditos de carbono para operar con energía 100% renovable certificada, realizando una compra equivalente al 100% de nuestro consumo en bonos I-REC que funcionan como un certificado de energía renovable internacional recomendados en el Protocolo de Gases de Efecto Invernadero; lo que a su vez redujo nuestra huella de carbono mientras se generaba energía renovable en comunidades vulnerables.

La certificación recibida por la Empresa Genneia para las tres fases de su parque solar Ullum (San Juan) convierten a este centro de generación fotovoltaica en el primero y único de Argentina en ser habilitado frente a estándares reconocidos internacionalmente como el programa VCS -Verified Carbon Standard- para emitir certificados de reducción de emisiones (CERs). Foto www.comunicarseweb.com

Dentro de esta perspectiva, ahorrar en los cálculos para compensar la huella de carbono no debería ser una opción para ninguno si queremos acelerar el desarrollo sostenible, porque la salud de las personas y la salud del planeta es lo mismo, y solo depende de nosotros que ambas puedan prosperar en igual medida.

(*) Rita Bolivar es Responsable de Impacto en Pura, vela por el desarrollo e implementación de los programas de impacto basados en un modelo de negocio de impacto one by one e implementa procesos para garantizar los estándares de calidad acorde con la Certificación de Empresas B (Auditado por B Lab).

Fuente: www.noticiasambientales.com

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