Mónica Fein en procura de romper la tradición de los partidos centenarios sin presidentas mujeres

De ser elegida por los socialistas del país, la ex intendenta será la primera en conducir una agrupación a nivel nacional. Tampoco el PJ y la UCR fueron conductores por mujeres

Las mujeres hacen política desde siempre. Hacen política fuera de la casa, pero incluso desde la cocina. Sin embargo, a 30 años de la primera ley de cupo femenino en la Argentina, un partido centenario como el Socialista tiene por primera vez en su historia una candidata mujer para encabezar su estrategias y liderar las decisiones por venir. En su historia no escasean las “compañeras”, de hecho proviene de sus filas una de las figuras históricas del feminismo, defensora de los derechos fundamentales de las mujeres como es Alicia Moreau. Sin embargo, la propia Moreau llegó a dirigir La Vanguardia hasta los años 60, pero nunca logró un cargo dirigencial. A casi 90 años de que presentara un proyecto que permitiera a las mujeres el ejercicio de la ciudadanía a través del voto, la primera mujer que buscará presidir el Socialismo de todo el país es Mónica Fein,

Las propias “compañeras socialistas” explican que ese escenario refleja del esquema cultural que sostiene la hegemonía de los varones y relega a las mujeres de los espacios de decisión porque “los partidos no vienen de otro planeta”. Un esquema que además es transversal en instituciones de las grandes y las pequeñas, empresas, sindicatos, organismos del Estado e incluso organizaciones sociales.

Así y todo, el paso que da el Socialismo a nivel nacional no deja de ser un avance. De hecho de ser elegida Fein, las dos principales fuerzas políticas históricas de la Argentina, el Partido Justicialista (PJ) y la Unión Cívica Radical (UCR) irán a la saga, ya que hasta ahora en ninguno de los casos han tenido presidentas mujeres desde el retorno de la democracia y tampoco eso sucede porque falten “compañeras” o “correligionarias”.

Si bien sobre todo el peronismo tiene en su historia figuras centrales como Eva Duarte de Perón e incluso fue la agrupación que tuvo en Cristina Fernández de Kirchner la primera presidenta de la Nación elegida por el voto popular, el partido a nivel nacional nunca fue conducido por una mujer.

Con menos figuras centrales en la UCR, desde 1983 a la actualidad, el partido que supo ser revolucionario no tuvo conducción femenina. Ese escenario no hace más que mostrar, incluso pese al avance de las normativas, la persistencia de la marginación de las mujeres en los procesos de elección en los cargos.

Las barreras en los partidos

La secretaria de Género y Derechos Humanos de Rosario, Mariana Caminotti, es además docente e investigadora en temas de género y política. Si bien reconoce “avances considerables en el acceso de mujeres a instituciones como el Congreso o los concejos municipales”, aclara que ese proceso “no se dio naturalmente” y sobre todo señala que “más allá de estos espacios de representación legislativa hay grandes barreras aún por derribar “.

De hecho, considera que “uno de los ámbitos donde todavía la participación está muy lejos de ser igualitaria es, precisamente, el de los partidos políticos, con independencia de su orientación ideológica o de su retórica igualitarista”. Y en ese contexto apunta que las mujeres acceden a puestos en las estructuras partidarias lo hacen mayoritariamente porque así lo exige la legislación de cuotas / paridad y agrega: “En general no acceden a las presidencias ni integran las mesas donde se deciden estrategias y alianzas” .

Las barreras, explica Caminotti, “son institucionales, organizativas y estructurales más que de naturaleza individual” y apunta como evidencia: “Las mujeres enfrentan obstáculos que van desde la menor cobertura en medios de comunicación, el menor acceso a recursos económicos para actividades financieras; y la mayor carga de trabajo como consecuencia de las tareas de cuidado que siguen recayendo principalmente en ellas “.

A todo eso suma “las manifestaciones de violencia política, que muchas veces se ejerce contra mujeres candidatas y electas, y que se expresan en diferentes formas de discriminación y menoscabo”.

“No tenemos”

En el caso del socialismo por primera vez la elección de sus autoridades se hace con listas paritarias, el proceso allí tampoco es sencillo. Aunque la transversalidad del feminismo tracciona desde afuera, se supo escuchar a dirigentes varones respondedor “No tenemos mujeres” a la hora de poner los nombres en las listas. Hacia adentro de los partidos admitidos que esa eso es ahora casi inadmisible y acotan: “Lo dicen como si las compañeras serán de su propiedad”.

Sucede que incluso en el socialismo que supo tener gestiones pioneras en el desarrollo de políticas públicas para el acceso de las mujeres a sus derechos, hacia adentro de la organización las mujeres las más de las veces estaban para escribir los documentos o armar el acto. Como si fuera de la cocina de la política.

El marco normativo y la masividad del feminismo en la calle empuja. Sin embargo, la pelea de muchas dirigentes es que no quede solo en el cumplimiento de la ley. “La conducción siguen siendo muy masculinas hacia adentro de los partidos ya veces cuando tienen que sumar una mujer se plantea como« a ver a quién ponemos »nosotros los varones, ellos eligen de modo que sean mujeres que adhieran, que no molesten, que no interpelen ”, señala mujeres con perfiles de conducción propios.

Avances normativos

La ley nacional de cupo femenino aprobada en el Congreso de la Nación en 1991 fue el resultado de la incidencia política de mujeres dirigentes y militantes de los principales partidos a través de una campaña nacional que desde origen fue organizada por mujeres y fue multipartidaria. Esa primera ley estableció un piso de 30% de mujeres en las listas legislativas, sin embargo, su aplicación en el Senado nacional se demoró una década. Con ese impulso, durante los últimos diez años se registraron oscilaciones en la participación femenina en ambas cámaras, sin superar nunca el 45%.

El 2017 marcó un hito con la sanción de la ley la paridad de género para las listas de cargos electivos y partidarios. De esta manera, las listas legislativas deben tener desde 2019 el 50% de candidatas mujeres de forma intercalada y secuencial. Con ese cambio y tras la primera elección con paridad para el período 2019-2021, la Cámara baja quedó conformada por 106 mujeres, las cuales representan el 41,2% del total e implica un aumento de casi 3 puntos en comparación con la legislatura anterior de 2017 a 2019. El Senado, en tanto, quedó con un 40,3% del total women, prácticamente igual a la composición anterior.

Al 2019 ya eran catorce las provincias que contaban con leyes de paridad de género en las listas de candidatos: Córdoba, Santiago del Estero, Río Negro, Buenos Aires, Salta, Neuquén, Chubut, Catamarca, Santa Cruz, Mendoza, Chaco, Misiones, Ciudad de Buenos Aires y Formosa. Y en 2020 se sumó Santa Fe.

Fuente: La Capital (Rosario)

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