Fumando espero

Repasando las letras de tango que hablan del cigarrillo, realmente hay mucho material y que podríamos decir que la moda continúa.
En estos tiempos en el que han acorralado a los fumadores con los precios llevados por las nubes, vamos a recordarlos y asemejarlos con la realidad que nos asiste.

“Fume Compadre”, tango que fue compuesto en el año 1923, con letra de Manuel Romero y Música de Manuel Joves, dice:

“Fume compadre, fume y charlemos,
y mientras fuma recordemos
que como el humo del cigarrillo
ya se nos va la juventud”.

Por su parte, Héctor Marcó escribió el tango “Juan porteño”, con música de Carlos Di Sarli:

Y rescostao, pensativo,
contra el farol de una esquina,
Juan Porteño se santigua
mordiendo el pucho, tristón.
Piensa acaso, en su nostalgia,
que aquella ciudad bajita
de románticas casitas
sólo está en su corazón”. 

Entre tantos, también un tango creado en 1922 refleja la vida del fumador en “Fumando espero”, de Juan Viladomat Masanas en la música y letra de Félix Garzo:

Fumar es un placer
genial, sensual.
Fumando espero
al hombre a quien yo quiero,
tras los cristales
de alegres ventanales.
Mientras fumo,
mi vida no consumo
porque flotando el humo
me suelo adormecer…

El tango “Las cuarenta”, compuesto en el año 1937 por Roberto Grela y Francisco Gorrindo expresa:

Con el pucho de la vida
apretado entre los labios,
la mirada turbia y fría,
un poco lerdo al andar,
dobló la esquina del barrio
y curda ya de recuerdos,
como volcando un veneno,
esto se le oyó acusar…..

Y lo que escribió Enrique Santos Dicépolo, en “Cafetín de Buenos Aires” que cuenta:

“De chiquilín te miraba de afuera
como a esas cosas que nunca se alcanzan…
La ñata contra el vidrio,
en un azul de frío,
que sólo fue después viviendo
igual al mío…
Como una escuela de todas las cosas,
ya de muchacho me diste entre asombros:
el cigarrillo,
la fe en mis sueños
y una esperanza de amor.”

Se pueden mencionar cientos de poesías escritas para tangos que reflejan la presencia del cigarrillo como parte de la cultura de consumo que involucra a mujeres y hombre de distintas edades.

Por eso la industria del tabaco se ha mantenido durante décadas con la producción en distintas propuestas, para mantener cautivo a los adictos fumadores.

La pandemia ha golpeado fuerte a los amantes del “pucho”, con desabastecimientos causados por especuladores y que luego terminaban comercializando lo acopiado a precio de oro.

Hay promesa de normalizar la situación, pero aún hay gente que clama por un “pitillo”, haciendo fila para lograr un paquete para saciar el vicio.

Ojalá que no continúe el abuso, pero también alentar a que la gente deje de fumar para ganar en salud, aunque el tango diga que “Fumar es un placer”

 

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