Sarmiento, la construcción de sí mismo

Por Vanesa Téllez – Historiadora

Tratándose de él hasta la certeza más evidente se vuelve controversia. Domingo Faustino Sarmiento no se llamaba Domingo ni había nacido cuando decía. De la misma manera que los agentes secretos, las estrellas de Hollywood o los pontífices eligen su propio nombre e identidad, nuestro prócer desde muy temprano trazó su plan de vida desde los hechos y sobre todo desde el relato. Podríamos decir que Doña Paula, su amada madre, lo trajo a la vida pero Sarmiento se parió a sí mismo.

Su acta de bautismo, equivalente a nuestras partidas de nacimiento en tiempos que no existía el Registro Civil, reza: “En esta Iglesia Matriz de San Juan y Parroquia de San José un quince de Febrero de mil ochocientos y once años: Yo el teniente de cura puse óleo y Crisma a Faustino Valentín de un día, hijo legítimo de José Clemente Sarmiento y Doña Paula Albarracín”.

En la cuestión del nombre es más que claro que eligió como oficial el apodo que le dio su madre. Según algunos evocaba al santo protector de la familia y para otros, con no pocas razones, ella había elegido ese nombre y fue desoída al momento de asentarlo.

Lo del 14 de febrero corrió la misma suerte. Sarmiento eligió la fecha de su bautismo como su llegada al mundo y lo confirmaba vez a vez con el festejo de sus cumpleaños.

Este self made man se configuró y se autoinventó hasta lograr lo pretendido. Cumplió en carne propia el sueño americano de su admirado país del norte, donde cada niño sin importar su origen o condiciones familiares puede convertirse en lo que desee. Autodidacta, empeñoso, severo en sus metas, trazó su proyecto y fue moldeándose a pedido de sus ideales. No sólo se dio un nombre y una fecha de nacimiento, buscó ser lo que deseaba y lo logró: dueño del pensamiento más claro para construir la grandeza de un país, la educación.

Puede pensarse que era más oportuno, en rigor de verdad, hacer este recordatorio al natalicio de nuestro prócer ayer. Sin embargo, en tiempos donde estamos dándole el lugar merecido al deseo y la autodefinición como derecho humano ineludible, celebramos a Don Domingo hoy 15 de febrero, día que él eligió para dar punto de partida a su gran existencia.

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